Prospectiva Económica
Contexto internacional: Desaceleración económica global e inflación internacional al alza
Los eventos que han transcurrido en el primer semestre de año han tenido un impacto desfavorable sobre las perspectivas de crecimiento a nivel internacional y al mismo tiempo han generado disrupciones severas en las cadenas de suministro globales. Para el segundo semestre del año, el panorama internacional se ha tornado más complejo al evidenciar que ha surgido un riesgo de estanflación global como consecuencia de las persistentes presiones inflacionarias que se han observado en lo corrido del año y la caída en las perspectivas de crecimiento mundial. Adicional a lo anterior, la Reserva Federal, en su objetivo de conducir la inflación a su objetivo meta de largo plazo de 2%, ha aumentado su tasa de política en sus últimas reuniones y ha iniciado un programa de venta de activos en su hoja de balance con el objetivo de retirar liquidez de la economía. Si bien el ajuste de la tasa de política por parte de la Reserva Federal era inminente, en la medida en que el mes de mayo registró el nivel de inflación más alto en los últimos 40 años, se teme que dicho ajuste pueda desencadenar en una posible entrada en recesión. En ocasiones pasadas, ajustes en la tasa de política por parte de la FED para combatir altos niveles de inflación han desencadenado en recesiones en los Estados Unidos.
Ante esta coyuntura, es importante analizar de qué forma algunas variables claves para el desempeño de la economía colombiana podrían verse afectadas. Lo primero, es el impacto que una reducción del crecimiento de los socios comerciales pueda tener sobre las exportaciones y el ingreso de divisas vía comercio, al tiempo que el alza en los precios del petróleo y el carbón también tendrían implicaciones sobre el crecimiento de las exportaciones y los ingresos fiscales del país. En segundo lugar, la incertidumbre y el nerviosismo de los inversionistas extranjeros puede conducir a reducciones en la entrada de flujos de capital al país, ya sea de inversión extranjera directa o de portafolio, lo que puede conducir a una desvalorización de algunos activos nacionales (como lo son los TES) y sobre todo a una depreciación del peso colombiano.
Actividad productiva: La economía colombiana mantiene un buen desempeño
En el primer trimestre de 2022 la economía colombiana registró un crecimiento de 8,2% real anual según la serie corregida por efectos estacionales y de calendario, teniendo en cuenta que en el mismo periodo de 2021 se observó una variación anual de 1,2% en el PIB. Este resultado, que representa el crecimiento más alto en un primer trimestre desde que se cuenta con información estadística, se ubicó por encima de las expectativas del mercado (6,9%) reportadas en la Encuesta de Opinión Financiera (EOF) del mes de abril. De esta manera, asumiendo un nivel de producción real igual a 100% en 2019-IV, la actividad se incrementó desde un 106,8% en el cuarto trimestre del año pasado hasta un 107,9% en 2022-I, implicando así que el trimestre en mención registrara el mayor nivel del PIB en la historia económica del país.
A partir de los resultados más recientes de la dinámica productiva, el análisis de riesgos al crecimiento económico y los resultados de los modelos de análisis, aumentamos nuestro pronóstico de crecimiento frente a la edición anterior, en donde anticipábamos un crecimiento anual en el PIB de 4,6% en 2022 y lo actualizamos hasta un 5,5%. Con esto en mente, la actividad productiva se encontraría jalonada en mayor medida por el desempeño del consumo interno, los altos niveles de precios en los commodities con destino de exportación y otros factores que se abordarán de manera detallada en el análisis de crecimiento que se presentará en la primera sección.
Sector externo: Ampliación del déficit de ingreso primario
Los datos de primer trimestre de la cuenta corriente registraron un déficit como porcentaje del PIB de 6,4%, lo que representa un incremento de 2,3 puntos porcentuales (pps) frente al déficit observado en el mismo periodo de 2021 (4,1%). Lo anterior fue resultado principalmente de la ampliación del déficit en la balanza de renta factorial, y en menor medida del déficit de la balanza comercial, en donde los egresos del ingreso primario superaron considerablemente los ingresos y en el que el aumento de las importaciones de bienes y servicios superaron el progreso de las exportaciones, respectivamente. Teniendo en cuenta tanto el alto nivel de remesas registrado desde finales de 2021 como la esperada reducción del déficit de balanza comercial, gracias la mejoría en los términos de intercambio, esperamos para el final de 2022 una reducción del déficit hasta 5,1% como porcentaje del PIB. No obstante, este pronóstico sigue sujeto a una alta incertidumbre como consecuencia tanto del conflicto entre Ucrania y Rusia, como por la posibilidad de una recesión en Estados Unidos y sus efectos sobre los mercados globales.
Política fiscal: Perspectivas de mediano plazo
El pasado 14 de junio, el Ministerio de Hacienda y Crédito Público (MHCP) presentó el Marco Fiscal de Mediano Plazo de 2022 (MFMP), en el cual se traza la hoja de ruta de la política fiscal y macroeconómica del país para los próximos diez años, y se presentan los escenarios de crecimiento económico, balance fiscal y deuda pública, así como las estrategias que conducirán a dichos resultados. De acuerdo con las proyecciones del MFMP, el déficit del Gobierno Nacional Central (GNC) en 2022 se situaría en 5,6% del PIB ($75,7 billones), lo cual representa una disminución aproximada de 0,7 pps con respecto al déficit presentado en el Plan Financiero de 2022 (PF). Dicho ajuste obedece a un mayor recaudo derivado principalmente de un crecimiento económico superior al proyectado previamente (6,5% MFMP vs 5,0% PF).
Desde Fedesarrollo esperamos un panorama fiscal en el mediano plazo más favorable de lo que señalábamos en la anterior edición. No obstante, ese panorama depende en gran medida de factores que podrían variar, como el crecimiento económico o el precio internacional del petróleo. Por ende, en línea con el proceso de consolidación fiscal y el cumplimiento de la regla fiscal consideramos necesario tomar medidas que promuevan un ajuste en el gasto que se ha ampliado de manera significativa desde el inicio de la pandemia.
Sector monetario: La inflación más alta de los últimos 22 años
La economía colombiana continúa enfrentando fuertes presiones inflacionarias, como consecuencia tanto de factores internos, asociados al desequilibrio entre la oferta y la demanda interna dado el proceso dinámico de recuperación económica; como a factores externos, ligados a la ola inflacionaria global, la depreciación acumulada de la tasa de cambio, las presiones persistentes por cuenta de la lenta recuperación de las cadenas mundiales de suministro y la continuación del conflicto entre Ucrania y Rusia. En particular, la inflación anual de junio de 2022 se situó en 9,67%, manteniéndose por 11 meses consecutivos por encima del rango meta del Banco de la República y ubicándose como el máximo histórico de los últimos 22 años.
Este comportamiento responde principalmente a la evolución del componente de alimentos, el cual registró una inflación histórica de 23,6% para el mismo mes, a consecuencia de la persistencia de altos costos en insumos agrícolas. Asimismo, también ha contribuido una oferta limitada de productos como la carne, dado al incremento de las exportaciones ante un panorama internacional favorable por la alta tasa de cambio. Por el lado de la demanda, también se han registrado presiones inflacionarias, lo que ha mantenido la inflación básica SAR (sin alimentos y regulados) en una tendencia alcista desde cierre de 2021. En específico, lleva 6 meses consecutivos acelerándose y 5 meses seguidos por encima del rango meta del Banco de la República, cerrando en 6,06% durante junio.
En este contexto, el Banco de la República continúa en un proceso de normalización de la política monetaria, con el objetivo de contener la inflación y anclar las expectativas del mercado. Así, en la sesión del 31 de marzo, la JDBR aumentó la tasa de política monetaria en 100 pbs, situándola en 5,0% para el mes de abril. Posteriormente, en la reunión del 29 de abril la JDBR aumentó la tasa en 100 pbs, ubicándola en 6,0% para mayo y junio. Finalmente, en la última reunión de la JDBR llevada a cabo el 30 de junio se decidió incrementar la tasa en 150 pbs, lo que la situó en 7,5% para julio. Se espera que esta tasa continúe incrementándose en las próximas reuniones y en línea con esto que la inflación aminore a partir de agosto.
Economía regional: Recuperación de la confianza del consumidor
La economía colombiana se encuentra en un período de crecimiento satisfactorio debido al aumento en la confianza de los consumidores tras haber superado la crisis, así como al efecto base por la pandemia que aún afecta algunos sectores productivos. En este sentido, la mayoría de los indicadores sectoriales demuestran que la economía se encuentra por encima de los niveles pre-pandemia y que la recuperación continúa dándose de forma efectiva. En este sentido, el sector del comercio, transporte y alojamiento sigue exhibiendo un crecimiento exponencial para todas las regiones del país, así como la industria manufacturera. Además, el comportamiento de la economía regional muestra un escenario alentador en cuanto a la heterogeneidad en las sendas de crecimiento, pues todas las regiones alcanzaron un crecimiento promedio alrededor del 15% frente al periodo prepandemia y el 2020. A pesar de lo anterior, la región Amazonía sigue teniendo un crecimiento más atenuado que el resto de las regiones y su participación en el PIB nacional sigue siendo bajo.
Es importante resaltar que la incertidumbre parece caracterizar el horizonte cercano del país en medio de presiones inflacionarias locales e internacionales, las amenazas constantes de una recesión global, y un conflicto en desarrollo que no ha podido resolverse aún en Europa Oriental. En este sentido, a pesar de que existe consenso con respecto al buen momento que atraviesa Colombia en el corto plazo, varias de las proyecciones optimistas que se tenían con respecto al crecimiento regional de mediano y largo plazo han tenido que ajustarse teniendo en cuenta, sobre todo, los posibles efectos de una posible recesión global.