Boletín Prospectiva Económica – agosto 2020
Contexto internacional
En 2019, el crecimiento económico mundial fue de 2,9%, lo que representa una reducción de 0,7 puntos porcentuales (pps) con respecto al 3,6% registrado en 2018, siendo este el crecimiento más bajo desde la crisis financiera mundial. Esta disminución estuvo marcada por la desaceleración de la actividad manufacturera, la debilidad del comercio y la inversión mundial por cuenta de la incertidumbre en las políticas comerciales, provocadas en mayor medida por la guerra comercial entre Estados Unidos y China. Dada la coyuntura actual, la economía global se enfrenta a condiciones adversas que son resultado de las medidas de contención implementadas para detener la propagación del COVID-19 y lograr aplanar la curva de contagio, lo que ha generado una reducción en las proyecciones de crecimiento a nivel mundial.
Los pronósticos de Fedesarrollo sobre el crecimiento de la economía colombiana en el mediano plazo se soportan en supuestos acerca de la dinámica de indicadores relevantes para el contexto del país. Entre estos se encuentran los niveles de producción y precios de los productos básicos (commodities), la tasa de cambio y el crecimiento externo relevante para el país. En particular, para 2020 continuamos esperando un precio del petróleo de referencia Brent entre los 38 y los 46 dólares por barril, acompañado de una producción de entre 825 y 839 miles de barriles diarios. Respecto a la tasa de cambio, mantuvimos nuestro pronostico entre los $3.517 y los $3.756 pesos por dólar en 2020. Finalmente, esperamos que los socios comerciales de Colombia presenten en 2020 un crecimiento de entre -9,3% y -7,8%.
Actividad productiva: El Gran Confinamiento y la economía colombiana
En el primer trimestre de 2020, la economía colombiana registró una tasa de crecimiento de 1,1%, lo que representa una desaceleración de 1,8 pps relativo al crecimiento observado en el mismo periodo de 2019 y una reducción de 2,4 pps frente al trimestre anterior. Este resultado se ubicó por debajo de las expectativas del mercado (2,5%), reportadas en la Encuesta de Opinión Financiera (EOF) del mes de abril, y del Banco de la República (2,0%) como reflejo de la incertidumbre acerca del impacto que tendrían las medidas de aislamiento implementadas a finales de marzo en la actividad económica. La menor expansión de la actividad económica obedeció a una contracción de 4,8% del valor agregado durante marzo, considerando que se registró un comportamiento favorable en enero y febrero del Indicador de Seguimiento a la Economía (ISE) con crecimientos de 3,7% y 4,5% respectivamente. En marzo, los sectores que más contribuyeron a la contracción fueron el sector de comercio y transporte, la industria manufacturera y la minería.
A partir de los resultados más recientes de la dinámica económica, el análisis de riesgos al crecimiento económico, y los resultados de los modelos de análisis, mantuvimos nuestros pronósticos de crecimiento frente a la edición anterior, pero con cambios en la composición sectorial. Sin embargo, se eliminó el escenario más optimista ante el fuerte impacto que tuvieron los primeros días de cuarentena en la actividad productiva sumado a la prolongación de las medidas de aislamiento preventivo obligatorio, que, aunque se han flexibilizado para reactivar la economía, seguirán siendo insuficientes para retornar a condiciones normales los niveles de actividad tanto de consumidores como de productores. En resumen, para 2020 seguimos esperando una variación anual del PIB entre -5,0% y −7,9% que corresponden al escenario central y al escenario pesimista de la edición anterior.
Sector externo: Permanece la incertidumbre
El choque sobre el precio del petróleo y los efectos asociados a la pandemia ocasionada por el COVID-19 han impactado el desempeño del sector externo de la economía colombiana. En lo corrido del año hasta mayo las exportaciones totales se contrajeron 25,1% (las tradicionales en 34,1 %), mientras que las importaciones lo hicieron en 18,3%. Adicionalmente, los ingresos por remesas a Colombia registraron la peor caída de la historia en abril, al contraerse 49% (USD 342 millones) respecto a marzo de 2020 y 39% (USD 222 millones) frente a abril de 2019. Lo anterior es evidencia de la crisis desencadenada a nivel mundial, que tiene implicaciones sobre las cuentas externas del país.
Teniendo en cuenta lo anterior, estimamos que la cuenta corriente como porcentaje del PIB en 2020 se encuentre entre -3,5% y -4,8%, con un sesgo importante hacia el punto inferior de este rango, producto de una desaceleración económica más pronunciada. De cualquier manera, la incertidumbre permanece, por lo que constantemente revisamos la evolución de las variables externas para mantener actualizados nuestros pronósticos en este frente. Como lo hemos anunciado, el doble choque al que nos enfrentamos no tiene precedentes, por lo que es importante interpretar con cautela nuestras estimaciones.
Política fiscal: Finanzas Públicas a cuidados intensivos
El pasado 26 de junio, el Ministerio de Hacienda y Crédito Público (MHCP) presentó el Marco Fiscal de Mediano Plazo (MFMP), documento que traza la hoja de ruta de las finanzas públicas y el manejo macroeconómico del país a un horizonte de diez años. Como consecuencia de las mayores presiones de gasto público derivadas de la emergencia sanitaria y el menor flujo de ingresos corrientes producto de un menor desempeño económico al previsto a principios de año, el Gobierno nacional revisó la meta de déficit para este año a 8,2% del PIB, 6,0 pps por encima de la cifra establecida en el Plan Financiero publicado en febrero (2,2% del PIB).
Desde Fedesarrollo llamamos la atención sobre la urgencia con la cual debe tramitarse una reforma tributaria estructural (a más tardar en 2021) que asegure la estabilidad de los ingresos corrientes y reordene eficientemente el gasto público en el país. En ausencia de medidas adicionales, difícilmente se lograrían generar balances primarios que contribuyan favorablemente a una dinámica sostenible en la deuda pública. De ser el caso, esta última continuaría creciendo y con ella los pagos de intereses, situación que repercutiría negativamente sobre el gasto de inversión dada la alta inflexibilidad del gasto público en el país. Esto comprometería la calificación crediticia, lo que generaría repercusiones sobre la inversión y el crecimiento económico en los próximos años.
Inflación y sector monetario: Desaceleración generalizada
En el primer trimestre de 2020 la inflación se ubicó dentro del rango meta establecido por el Banco de la República (entre 2% y 4%), aunque por encima del objetivo central del Emisor (3%), alcanzando 3,86% en marzo de 2020. Posteriormente, está tendencia empezó a revertirse llegando al 2,19% en junio de 2020. Esta dinámica de desaceleración durante el segundo trimestre de 2020 no solo estuvo asociada a la baja demanda local, producto de la desaceleración económica y las medidas de confinamiento, sino también a una serie de medidas adoptadas por el Gobierno Nacional, con el fin de hacer más accesibles los bienes y servicios esenciales para la población en el marco de la crisis. Dado lo anterior, en esta edición de Prospectiva ajustamos a la baja nuestro pronóstico de inflación, ubicándola en un rango entre 1,3% y 2,0% para 2020.
En junio de 2020 el Banco de la República redujo la tasa de interés de política monetaria a 2,50%, completando así una reducción de 175 puntos básicos desde febrero de 2020. Lo anterior en vista de la reciente coyuntura que enfrenta el país por cuenta de los choques de oferta y demanda provenientes de la incertidumbre generada con la expansión del COVID-19. En este sentido, consideramos que el Banco de la República aún tiene espacio para reducir la tasa de intervención, pues la inflación se mantiene dentro del rango meta con sesgo a la baja y la mayoría de los analistas mantiene sus expectativas dentro de este rango, por lo que esperamos que la tasa de intervención se ubique en un rango entre 1,5% y 2,0% para el cierre de 2020.
Economía regional: Graves efectos en las economías regionales
Los choques de oferta y demanda han causado caídas drásticas en los diferentes sectores productivos de la economía. Todas las regiones y departamentos sufrirán importantes reducciones en su crecimiento económico, en el escenario central las contracciones a nivel regional oscilan entre 4,5% y 6,8%, mientras que en el escenario pesimista entre 7,3% y 9,2%. El comercio, transporte y alojamiento es el sector que presenta, en promedio, la mayor contribución a la caída en el PIB de las regiones.
El índice de confianza del consumidor (ICC) al igual que el índice de confianza industrial (ICI) presentan resultados mixtos, con leves recuperaciones en algunas ciudades capitales. Las ventas reales minoristas, así como las ventas de vehículos y de vivienda presentan indicios de recuperación, después de sufrir su peor caída en el mes de abril, para todas las regiones. Respecto a la tasa de desempleo, a nivel nacional en el mes de mayo se ubicó en 21,4%, representando un aumento alarmante, evidenciado también en la perdida de 5,4 millones de empleos. Para el trimestre móvil marzo – mayo de 2020, se observa que el mayor incremento respecto al mismo trimestre de 2019 en la tasa de desempleo lo tuvo la región central. Así mismo, a partir de un análisis de vulnerabilidad del empleo estimamos que Bogotá es la ciudad en donde se encuentra el mayor número de personas que en abril estarían en mayor riesgo de caer en desempleo (659 mil personas).