Editorial: Diagnóstico del Mercado Laboral
Luis Fernando Mejía
*Con la colaboración de Cristina Fernández, Manuela Restrepo y Helena Suárez
En lo corrido del año 2019 hasta septiembre, la economía colombiana registró una sólida pero lenta recuperación de su actividad productiva, al expandirse a un ritmo del 3,1% real anual frente al mismo periodo de 2018. Aunque este resultado parece bajo, esta cifra sobresale en un contexto de alta incertidumbre política y económica a nivel mundial. Según la última actualización de proyecciones del Fondo Monetario Internacional (FMI), se espera que en 2019 el crecimiento económico mundial se desacelere frente al año anterior y se ubique en 2,9%; al mismo tiempo que las expectativas de crecimiento de América Latina y el Caribe oscilan alrededor de un lánguido 0,1%. En contraste, el FMI posiciona a Colombia como líder regional en términos de crecimiento económico. En este orden de ideas, es de destacar la resiliencia y estabilidad de nuestra economía.
Aunque el país ha obtenido buenos resultados en términos de crecimiento económico, la tasa de desempleo a lo largo del territorio nacional se ha constituido como el principal lunar del desempeño económico. En 2019 la tasa de desempleo nacional ascendió a 10,5%, niveles que no se observaban desde 2011 cuando esta se ubicó en 10,8%. Al mismo tiempo, la tasa de participación se redujo de 64,0% en 2018 a 63,3% en 2019, año en el que ingresaron 455 mil personas a la inactividad.
El bajo dinamismo del mercado laboral ha sido motivo de preocupación para analistas macroeconómicos, el sector privado y el Gobierno. Es por esto que en este Editorial de Tendencia Económica presentamos los factores que desde Fedesarrollo consideramos determinantes para explicar el deterioro de las cifras de empleo, así como nuestras expectativas sobre su comportamiento en 2020.
Comportamiento del mercado laboral en 2019
En 2019 la tasa de desempleo para el total nacional aumentó 0,8 puntos porcentuales (pps) respecto al año anterior (Tabla 1). En particular, en las áreas rurales es donde se ha experimentado un mayor aumento en este indicador (Gráfico 1), al pasar de una tasa de desempleo promedio de 5,1% en 2018 a 6,5% en 2019. Lo anterior obedece a una menor demanda laboral por la mala dinámica en los sectores agropecuarios, en donde se destruyeron puestos de trabajo. Por otra parte, en las zonas urbanas, la tasa de desempleo pasó de 10,9% en 2018 a 11,5% en 2019. La reducción de la demanda de trabajo en las cabeceras está asociada con la disminución de las actividades inmobiliarias y empresariales, el sector de transporte y telecomunicaciones, y el comercio, los hoteles y restaurantes.
Gráfico 1. Tasa de desempleo* cabeceras y zonas rurales
(Porcentaje, %)
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Fuente: DANE. Cálculos Fedesarrollo.
*El valor trimestral corresponde al dato del mes de referencia de la serie del trimestre móvil. En rojo los promedios anuales.
En cuanto a la evolución del número de ocupados, para el total nacional en 2019 se destruyeron 170 mil puestos de trabajo. Los sectores que tuvieron la mayor reducción en el número de ocupados fueron actividades agrícolas y ganaderas (-201 mil puestos), actividades inmobiliarias y empresariales (-79 mil puestos) e industria (-72 mil puestos). Por el contrario, construcción y servicios sociales y personales generaron 117 mil y 66 mil puestos de trabajo respectivamente (Gráfico 2), explicados en parte por el dinamismo reciente de la construcción de obras civiles.
Gráfico 2. Evolución del número de ocupados
(Contribución anual a la generación de empleo por sectores económicos)
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Fuente: DANE. Cálculos Fedesarrollo
La tasa de ocupación se contrajo respecto a lo observado durante 2018, lo que evidencia la debilidad de la demanda laboral a nivel nacional y para las 13 ciudades. De hecho, en 2019 la tasa de ocupación para el total nacional registró una reducción de 1,2 pps frente a lo observado un año atrás, ubicándose en 57,8% (Tabla 1). Por el lado de la oferta laboral, en 2019 la tasa global de participación se ubicó por debajo de lo registrado en 2018, tanto en el total nacional como en las 13 ciudades principales. En particular, en 2018 la oferta laboral del total nacional fue de 64,0%, mientras que en 2019 esta cayó 0,8 pps ubicándose en 63,3% (Tabla 1).
Tabla 1. Principales variables del mercado laboral. Total nacional
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Fuente: DANE. Cálculos Fedesarrollo
Vale la pena resaltar que se ha presentado una mejoría en la calidad de las ocupaciones: el porcentaje de trabajadores asalariados se ha incrementado mientras que el número de trabajadores “cuenta propia” se redujo en 340 mil trabajadores en 2019. Además, la informalidad laboral en las 13 ciudades principales pasó de 46,9% noviembre de 2018 a 46,2% en el mismo periodo de 2019, lo que representa una disminución de 0,7 pps (Gráfico 3). Lo anterior es un reflejo de los esfuerzos por reducir los costos laborales del empleo formal, introducidos en la Reforma Tributaria de 2012.
Gráfico 3. Tasa de informalidad, 13 ciudades
(Porcentaje, %)
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Fuente: DANE. Cálculos Fedesarrollo
Crecimiento por debajo del PIB Potencial, causa principal
El aumento del desempleo a partir del 2015 no tiene un único motivo, es un fenómeno multicausal. El primer factor, y sin duda el más importante, es un crecimiento económico que actualmente se ubica por debajo del potencial[1]. En la literatura internacional existe un consenso sobre las consecuencias de tener persistentemente una brecha del producto negativa, entre las que sobresale que el ritmo de generación de empleo no es lo suficientemente dinámico para conducir a la economía hacia una tasa de pleno empleo. Durante el último ciclo de commodities (2003-2014), los técnicos y analistas ubicaban el producto potencial colombiano alrededor del 4,5%. Sin embargo, el desplome de los precios del petróleo en 2014 no solo redujo el crecimiento del PIB observado de 4,7% en el periodo 2003-2014 a 2,2% en el periodo más reciente, sino que además repercutió negativamente sobre el PIB potencial, ubicándolo entre 3,3% y 3,5%, lo que llevó a una ampliación de la brecha del producto (Gráfico 4). Lo anterior se reflejó en el mercado laboral, que empezó a exhibir un crecimiento sostenido en la tasa de desempleo, pasando de 8,9% en 2015 al actual 10,6%.
Gráfico 4. Brecha del producto (%)
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Fuente: DANE. Cálculos Fedesarrollo
De acuerdo con las estimaciones de Fedesarrollo y un análisis de 40 años de crecimiento económico, las tasas de crecimiento actuales no son suficientes para reducir las cifras de desempleo a un solo dígito. La evidencia muestra que solo es posible revertir la actual tendencia de la tasa de desempleo si se eleva el crecimiento de la economía a niveles por encima del 3,7%-3,8% real anual (Gráfico 4).
Gráfico 5. PIB anual y cambio en la tasa de desempleo (1978-2018)
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Fuente: DANE. Cálculos Fedesarrollo
Impacto del cambio tecnológico en el empleo
El cambio tecnológico se constituye como un factor adicional que puede estar afectando las cifras de empleo en el país. La automatización (tecnologías como robots, tecnologías de información y comunicación y la inteligencia artificial) y la simplificación de los procesos productivos en las grandes empresas amenaza con destruir puestos de trabajo, ya que las labores tradicionales de baja calificación o repetitivas (como operarios de máquinas o cajeros) pueden ser fácilmente sustituidas por las nuevas tecnologías. De acuerdo con McKinsey (2017), un total de 2,8 millones de trabajadores serán potencialmente desplazados a causa de la automatización en Colombia (Gráfico 6), lo que representa un reto importante en términos de política pública, especialmente en el frente educativo y la formación para el trabajo. Dado que en el futuro se necesitarían nuevas habilidades, especialmente aquellas enfocadas en el mundo digital y manejo de datos, se requiere una alta capacitación del capital humano desde ahora con el fin de que la oferta laboral pueda ser absorbida por el mercado.
Gráfico 6. Desplazamiento laboral por automatización
(Trabajadores a tiempo completo potencialmente desplazados para 2030-escenario medio, millones)
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Fuente: McKinsey (2017). Jobs lost, jobs gained: What the future of work will mean for jobs, skills, and wages
En términos de la vulnerabilidad de los mercados laborales de algunos países por cuenta de la automatización, el Indicador Sintético de Automatización, construido por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID, 2018) incorpora 5 componentes para su evaluación: el stock de robots por trabajador, la intensidad y uso de TIC, el nivel educativo (cantidad de graduados en ciencia y tecnología, inscritos en niveles terciarios, investigadores y el gasto en educación por país), la participación de las exportaciones de software en las exportaciones totales (software exports) y el riesgo estructural (el peso del empleo en los sectores más susceptibles de ser automatizados, como la agricultura, las manufacturas, el comercio y el transporte, y los hoteles y restaurantes, relativo al empleo total). De acuerdo con este indicador, Colombia tiene un riesgo de automatización elevado en comparación al resto de países, en particular por su nivel educativo relativamente bajo y su estructura productiva dependiente de sectores primarios (Gráfico 7).
Gráfico 7. Indicador Sintético de Automatización, según variable explicativa y país*
(Porcentaje, %)
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Fuente: Banco Interamericano de Desarrollo (2018): Algoritmolandia: Inteligencia Artificial para una Integración Predictiva e Inclusiva de América Latina.
Al analizar los resultados para América Latina, se encuentra que Colombia es el país con mayor riesgo, seguido de Perú, con indicadores superiores al del promedio de la región (39,5%) ubicándose en 42,5% y 40,4% respectivamente. Brasil se ubica cerca del promedio regional con 39,3% y únicamente Chile alcanza a estar por debajo de este umbral con 35,8%. (Gráfico 8). Entre 2014 y 2017, este indicador aumentó 18,2% en Argentina, 14,7% en Brasil, 13,2% en Colombia, 9,1% en Chile y 5,3% en Perú.
Gráfico 8. Riesgo de automatización para 37 países seleccionados*
(Porcentaje, %)
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Fuente: Banco Interamericano de Desarrollo (2018): Algoritmolandia: Inteligencia Artificial para una Integración Predictiva e Inclusiva de América Latina.
Si bien es cierto que existe un potencial de automatización en la región y en Colombia, es importante resaltar que esto no lleva a una pérdida instantánea de estos empleos. Por una parte, los trabajos se transformarán o se crearán nuevas ocupaciones relacionadas con el cambio tecnológico (por ejemplo inteligencia artificial). Por otro lado, la falta de cualificación, el rezago en infraestructura y el bajo costo de la mano de obra que no incentiva la adopción de nuevas tecnologías por parte de las empresas, son problemas que se han exacerbado debido a que la mayoría de las empresas en Colombia y América Latina son pequeñas, lo que provoca que el cambio tecnológico no tenga el mismo impacto en las ocupaciones que en países desarrollados.
Efectos de la migración venezolana en el mercado laboral
Por otra parte, la migración venezolana también ha afectado la estructura del mercado laboral en Colombia. Los migrantes corresponden al 4,1% de la población en edad de trabajar, al 11,2% de los asalariados informales, al 6,7% de los desocupados, al 5,4% de los informales independientes y al 1,4% del empleo formal. Aunque estas participaciones son aún moderadas y su efecto sobre el mercado de trabajo no ha sido sustancial, prácticamente se duplicaron en el último año.
De acuerdo con los datos presentados en el módulo de migración de la Gran Encuesta Integrada de Hogares (GEIH) del DANE, el desempleo de la población que hace 12 meses no vivía en Venezuela fue de 10,1% para el año móvil agosto 2018-julio 2019 mientras que la tasa de desempleo del total nacional se ubicó en 10,2% (Gráfico 9). Esto implica que la migración venezolana ha incrementado el desempleo del total nacional en 0,1 pps. De hecho, se observa que la tasa de desempleo de la población que hace 12 meses vivía en Venezuela fue de 19,2%, muy por encima de la registrada para el total nacional. Estas tendencias también se ven reflejadas en Bogotá, Barranquilla y Cúcuta, ciudades a las que ha llegado el mayor número de migrantes. Particularmente, el desempleo para la población que hace 12 meses no vivía en Venezuela fue de 7,9% en Barranquilla, 10,6% en Bogotá y 15,7% Cúcuta; 0,2pps, 0,3 pps y 0,5pps por debajo del total de la ciudad respectivamente.
Gráfico 9. Tasa de desempleo total nacional vs población migrante
(Año móvil)
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Fuente: DANE-GEIH módulo de migración.
En cuanto a los cambios en el tipo de ocupación, llama la atención el alto número de migrantes que entraron al mercado laboral en el 2019 como trabajadores asalariados informales (157 mil), probablemente por falta de documentación. Lo anterior posiblemente invitó a los empresarios a sustituir trabajadores formales nacionales por trabajadores informales migrantes; incrementando la tasa de informalidad entre asalariados, que pasó de 31,2% a 32,5%.
En cuanto a la brecha de ingresos per cápita, en lo corrido de 2019 los hogares nacionales[2] reportaron en promedio unos ingresos por hora de $5.936 pesos, mientras que los hogares venezolanos[3] reportaron en promedio unos ingresos por hora de $3.644 pesos, una brecha del 38,6%. Además, al desagregar por tipo de empleo, se observa que la migración ha reducido el ingreso promedio de los nacionales en el segmento de los trabajadores independientes informales. Como se observa en el Gráfico 10, la mitad de los migrantes independientes informales ganan menos de $2.314 pesos por hora, mientras que este porcentaje es de 33% para el total de los migrantes y de 23% para el total de ocupados. Lo anterior puede estar reduciendo la tasa de participación de los trabajadores informales no migrantes, porque estos trabajadores al observar que los ingresos promedio son muy bajos deciden no participar en el mercado laboral. Como consecuencia aumenta la inactividad y se reduce el cuentapropismo y la informalidad en este sector.
Gráfico 10. Porcentaje de trabajadores por quintil de ingreso
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Fuente: DANE. Cálculos Fedesarrollo
Conclusiones y expectativas 2020
Durante 2019 los indicadores del mercado laboral colombiano se deterioraron. Particularmente la situación en las zonas rurales se agudizó debido a la debilidad de la demanda en los sectores agrícolas y ganaderos, en donde el deterioro de la generación de empleo ha generado la destrucción de puestos de trabajo. En este artículo se analizaron los factores que acentuaron el deterioro del mercado laboral. Por una parte, el ritmo de generación de empleo no es lo suficientemente dinámico para conducir a la economía hacia una tasa de pleno empleo, por lo que es necesario crecer a tasas cercanas al 3,7%-3,8%. Adicionalmente, la automatización tecnológica, aunque tiene efectos positivos sobre la productividad y el crecimiento económico, tiene el potencial de desplazar empleos. Por su parte, la migración venezolana ha aumentado la tasa de desempleo del total nacional en alrededor de 0,1 pps y ha impactado negativamente los salarios y la tasa global de participación de los cuentapropistas nacionales.
Pese a estos hechos, las mejores perspectivas de crecimiento de la actividad económica para 2020, donde el PIB se expandiría a un ritmo de 3,5% de acuerdo con nuestros pronósticos, reduciría la brecha del producto y con ello favorecería un mejor comportamiento del mercado laboral. De esta forma, los indicadores de desempleo y ocupados deberían moderar su deterioro en los próximos meses, impulsados por la generación de empleo en los sectores de comercio y actividades inmobiliarias.
Referencias
BID (2018). Algoritmolandia. Inteligencia artificial para una integración predictiva e inclusiva de América Latina. Disponible en https://publications.iadb.org/es/revista-integracion-comercio-ano-22-no-44-julio-2018-algoritmolandia-inteligencia-artificial-para
Fedesarrollo. (2020). Informe del Mercado Laboral: El mercado laboral en 2019 y perspectivas para 2020.
Fedesarrollo. (2019). Tendencia Económica No. 201.