Editorial: Evolución y retos en materia de IED en Colombia
Por: Luis Fernando Mejía
*Con la colaboración de Martha Elena Delgado y Helena Suárez
Durante el segundo trimestre de 2020, la inversión extranjera directa (IED) en Colombia cayó 61,2% respecto al primer trimestre del año y 67,7% frente al mismo trimestre de 2019. Este comportamiento es el resultado de menores inversiones en el sector petrolero (caída de 55,1% respecto al primer trimestre de 2020), que concentra alrededor del 20% del total de la IED en Colombia y del sector de minas y canteras (12% de la IED) que cayó 68,7% frente a 2020-I. Sectores no minero-energéticos como la industria manufacturera (-80,5%), el comercio, restaurantes y hoteles (-34,4%), y el transporte (-359,8%) también sufrieron caídas importantes como resultado de la expansión del COVID-19 y de las medidas de los gobiernos para mitigar los riesgos asociados al virus sobre la salud de las personas.
En este Editorial identificamos los principales retos que Colombia enfrenta en términos de inversión extranjera directa, enmarcados en la crisis mundial derivada del COVID-19. Lo anterior es el resultado del análisis de los determinantes y de la evolución reciente de la IED en Colombia, que presentaremos a continuación.
Evolución reciente de la IED en Colombia
En 2019 Colombia era el país de la región con mayor porcentaje de inversión extranjera directa (IED) sobre PIB (Gráfico 1). De hecho, durante la última década solamente Perú, y entre 2013 y 2014, Chile, registraron porcentajes más altos. Además, al comparar las cifras en millones de dólares, en 2019 Colombia ocupó el primer lugar de la región (BID, 2019).
Gráfico 1. Inversión extranjera directa neta LAC6
(Porcentaje del PIB, %)
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Fuente: IDB Macrowatch. Cálculos Fedesarrollo.
En términos generales, el principal impacto de la IED sobre la economía del país se observa sobre el nivel de empleo y PIB (Gráfico 2), y de manera indirecta, sobre la productividad y transferencia de tecnología hacia las firmas receptoras de esta inversión (Martínez y Aguilar, 2013). De acuerdo con la literatura sobre los impactos de la IED en la actividad productiva y teniendo en cuenta la estrecha relación en sus ciclos, Reina (2016) estima que en Colombia los flujos de IED entre 2007 y 2014 aportaron de manera significativa al desempeño económico, sumándole 0,78 puntos porcentuales al crecimiento del PIB durante este periodo. Por supuesto, también existe la causalidad inversa, en donde las mejores perspectivas económicas generan una mayor atracción de inversión.
Gráfico 2. Inversión extranjera directa y crecimiento económico
(Variación anual, %)
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Fuente: DANE y Banco de la República. Cálculos Fedesarrollo.
En términos generales, durante los últimos diez años, el déficit de la cuenta corriente de la balanza de pagos de Colombia se financió principalmente con inversión extranjera directa (Gráfico 3), una buena noticia en materia de sostenibilidad en la medida en que este tipo de inversiones son más estables que las inversiones de portafolio (Garavito et al., 2012).
Gráfico 3. Balanza de pagos
(Millones de dólares)
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Fuente: Banco de la República. Cálculos Fedesarrollo.
*Incluye derivados financieros y otra inversión.
Más recientemente, en 2020 el déficit en cuenta corriente se cerró considerablemente, pasando de ubicarse en 4,3% del PIB en 2019 a 3% en el primer semestre de este año. Esta corrección se explica por una fuerte caída de las importaciones que responde a la desaceleración en la demanda de los hogares y empresas colombianas por cuenta de la emergencia sanitaria del COVID-19. Si bien el déficit a financiar es menor y de manera análoga se observa también una contracción importante en la IED y en la inversión de portafolio, es importante tener en cuenta la recomposición de las fuentes de financiamiento de la cuenta corriente. Mientras en 2019 la IED representó el 68,8% de los flujos de capitales y la inversión en portafolio el restante 31,2%, para lo corrido de 2020 se observa que la participación de la IED se redujo a 56,2%. De hecho, durante este periodo, la inversión extranjera directa registró una caída anual de 36%, equivalente a USD 4.796 millones (3,7% del PIB semestral). Una contracción semestral de esta magnitud no se observaba desde 2016, y un valor tan bajo de la IED en Colombia no se registraba desde el primer semestre de 2010. Lo anterior indica que debe monitorearse de cerca el avance de los flujos de inversión en los próximos meses, más aun teniendo en cuenta que se prevé un repunte de las importaciones por cuenta de la reactivación económica en la que se encuentra el país desde septiembre.
La caída en la IED durante el primer semestre de 2020 obedece principalmente a la contracción de 44,3% en los sectores de petróleo y minas (USD 1.248 millones menos que durante el primer trimestre de 2019), que no logró ser compensada por el desempeño de sectores como servicios comunales y electricidad, gas y agua (crecimientos de 223,1% y 68,0%, respectivamente). Adicionalmente, sectores históricamente importantes como manufacturas y comercio también registraron caídas importantes frente al mismo semestre de 2019 (-68,9% y -27,2%, respectivamente).
Respecto a la composición de la IED, ésta ha seguido un comportamiento dinámico durante la última década, con una alta dependencia del sector de hidrocarburos. La inversión extranjera directa en Colombia se ha concentrado en el sector de petróleo y minas (Gráfico 4), producto del auge minero-energético durante el periodo 2005-2014. De hecho, actualmente alrededor de un tercio de la inversión extranjera directa en Colombia se dirige hacia este sector. No obstante, posterior al choque petrolero, otros sectores empezaron a tomar mayor relevancia.
En 2019, el 37% del total de la IED en Colombia se realizó en el sector de minas y energía, completando así tres años alrededor del 40%, después del choque del precio del petróleo en 2015 y 2016 que llevó a esta inversión a su mínimo de toda la década (Gráfico 4). En términos de IED total, Colombia ha logrado aumentar los flujos de capital en otros sectores diferentes a los de materias primas básicas y manufacturas. Si bien en 2020 se observa un freno a esta recuperación, las cifras de los años anteriores mostraban una notoria mejoría en la atracción de este tipo de flujos de recursos al país.
Respecto al sector minero, Martínez y Aguilar (2013) explican que la inversión extranjera en países mineros depende no solamente de las condiciones geológicas y técnicas que permitan las actividades de exploración y explotación, sino de las reglas del juego que se ofrezcan a los inversionistas, como los incentivos tributarios, el sistema de regalías o el marco legal de cada país, que favorece o no la seguridad de las inversiones. De hecho, de acuerdo con la encuesta anual del Instituto Fraser (2019), Colombia venía con una senda de mejoramiento del “Índice de Atracción de Inversión Minera” desde el 2015 y alcanzó su mejor puntaje en el 2018, cuando se ubicó 48 entre 83 países. No obstante, en el 2019 Colombia redujo su puntuación en 4,59 puntos (de 62,58 a 57,99) ubicándose 56 entre 76 países. Lo anterior como resultado de un deterioro institucional en términos de buenas prácticas para la actividad minera, como la necesidad de un mejor marco regulatorio de protección ambiental, un sistema impositivo más competitivo, un régimen de minas más estable y un riesgo moderado de incertidumbre política[1].
Gráfico 4. Inversión extranjera directa por sectores, primer semestre de cada año
(Millones de dólares)
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Fuente: Banco de la República. Cálculos Fedesarrollo.
Otros sectores como servicios financieros y manufacturas han sido importantes receptores de inversión extranjera directa durante los últimos diez años. En promedio, el sector de servicios financieros ha representado el 16% de la IED y el de manufacturas el 19%, ambos con participaciones altas en 2015 y 2018 (Gráfico 4). Lo anterior es el resultado de una regulación más favorable para los capitales externos y de reformas estructurales que permitieron la entrada y salida de agentes, así como la reducción de impuestos de intermediación, entre otros factores (Garavito et al., 2012).
Teniendo en cuenta la importancia que han adquirido otras actividades económicas como fuentes de atracción de IED, es importante mencionar que la participación del sector de comercio, restaurantes y hoteles (alrededor del 8% durante los últimos cinco años) y los encadenamientos que a partir de este se generan hacia otros sectores y hacia el empleo se verán especialmente afectados en 2020. La expansión del COVID-19 ha impactado de manera negativa no solo la ocupación de hoteles y restaurantes y las dinámicas comerciales, sino la inversión extranjera en este sector. De hecho, durante el primer semestre del año, la IED en el sector cayó 5 pps (equivalente a USD 172 millones), registrando el valor semestral más bajo (USD 460 millones) desde el primer semestre de 2017 (USD 322 millones) (Gráfico 4).
Por país de origen[2], los flujos de inversión extranjera directa en Colombia se han caracterizado por provenir de Estados Unidos (20% promedio de los últimos cinco años), España (15% promedio de los últimos cinco años), Panamá, Suiza e Inglaterra (9%, 8% y 8%, respectivamente). Si bien durante el segundo trimestre de 2020 la IED sufrió una caída de 61,2% frente al primer trimestre del año (y del 67,7% respecto al mismo trimestre de 2019), ni Estados Unidos ni España perdieron participación respecto a los promedios históricos. Caso contrario de lo que ocurrió con Inglaterra, Panamá y el resto del mundo (Gráfico 5).
Gráfico 5. Inversión extranjera directa por país de origen, primer semestre de cada año
(Millones de dólares)
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Fuente: Banco de la República. Cálculos Fedesarrollo.
Retos
El Ministerio de Comercio, Industria y Turismo (MinCIT) propuso la meta de atraer USD 11.500 millones en 2022 de inversión extranjera en sectores no minero-energéticos. Para esto, el MinCIT trabaja en el plan de reactivación de la economía post pandemia (CONPES 3999 de 2020). Para lograrlo, se proponen cuatro ejes: i) facilitar la llegada de inversiones extranjeras al país, a través de instrumentos como la ventanilla única del inversionista o tapete rojo (red de puntos de contacto), y estrategias para abordar rápidamente las barreras a la inversión; ii) crear oportunidades de inversión por medio de medidas de política e incentivos, por ejemplo, con incentivos tributarios a la creación de empleo y a la inversión (ver Ley de Crecimiento Económico 2019); iii) acciones regionales y locales, como la simplificación de trámites al incorporar la factura electrónica; y iv) consolidar a Colombia como destino nearshoring promoviendo la relocalización de empresas y multinacionales, lo que además aceleraría la regionalización de las cadenas de suministro.
En línea con lo anterior, identificamos tres grandes retos que enfrenta Colombia en materia de atracción de inversión extranjera directa. Primero, como explicamos anteriormente, en Colombia cerca del 40% de la IED está concentrada en el sector de minero-energético, por lo tanto, diversificar el destino de este tipo de inversiones hacia sectores secundarios (como manufacturas) o terciarios (como servicios financieros y comercio, restaurantes y hoteles) es clave. Esto sería fundamental para disminuir la dependencia que tiene el país hacia los productos básicos y además potencializaría el desarrollo de sectores como el turismo.
Segundo, para facilitar la atracción de inversión hacia el país, es necesario incrementar la competitividad del país. Esto quiere decir continuar avanzando en la entrega de los megaproyectos de infraestructura y las obras de vías terciarias para reducir los costos de transporte y logística. Adicionalmente, agilizar los trámites en aduanas y eliminar las barreras no arancelarias del comercio podría mejorar la percepción de Colombia a la hora de hacer negocios o de invertir en el país.
Tercero, se requiere de un sistema tributario competitivo, progresivo y estable, que beneficie no solamente la creación de empleo, sino que permita esquemas de libre competencia y una fácil interpretación, lo que facilitaría la entrada de inversionistas al país.
Consideraciones finales
Como lo hemos mencionado en nuestros editoriales desde abril de este año, la expansión del COVID-19 ha impactado de manera importante la economía colombiana. En esta ocasión, mostramos los efectos de la pandemia y de las restricciones impuestas por los gobiernos sobre la IED en Colombia. Lo anterior, pone en evidencia la necesidad que tiene el país por diversificar los destinos de este tipo de inversiones, por facilitar y promover la inversión extranjera en Colombia y por consolidar un esquema de tributación atractivo para los inversionistas extranjeros.
Desde Fedesarrollo reconocemos las estrategias y avances del Gobierno nacional en esta materia. Sin embargo, dada la coyuntura actual, resulta fundamental reforzar los planes de acción encaminados a garantizar las condiciones para atraer mayor IED al país. Todo ello, teniendo en cuenta que una financiación estable del déficit de cuenta corriente es clave para Colombia en el 2020 y en los años próximos de recuperación de nuestra economía.
Referencias
- Banco de la República . (2020). Evolución de la Balanza de Pagos y Posición de Inversión Internacional aa Junio de 2020.
- Garavito, A., Iregui, A., & Ramírez, M. (2012). Inversión extranjera directa en Colombia: Evolución reciente y marco normativo. Borradores de economía, 713.
- Martinez, A., & Aguilar, T. (2013). Estudio sobre los impactos económicos del sector minero en Colombia: encadenamientos sectoriales. Fedesarrollo.
- Reina, M. (2016). Impacto económico de la inversión extranjera directa en Colombia. Fedesarrollo.